A la revolución mediante la intoxicación utópica
Más que un manual (que es otro de los proyectos que algún día llevaré a cabo) esto es una sugerencia, un boceto.
Las tres fases claves de una revolución son: crítica+propuesta, destrucción, construcción.
La “crítica” es algo que abunda. Todo el mundo “sabe” lo que está mal, ya sea con la economía, con la política, con el medioambiente. con el sistema, con el ser humano… Sería interesante hacer una recapitulación de las principales tesis y argumentos de los críticos más sobresalientes. Pero las ideas y los textos están. Por el momento no me centraré en ello.
Las “propuestas” (que deben ir indefectiblemente unidas a la “crítica”) de un nuevo sistema, de una reforma, de un cambio, o de lo que sea, no abundan. De hecho es triste y deprimente ver cómo el sistema ha conseguido una gran asimilación de teorías originalmente divergentes. No es que no existan ideas y propuestas radicales y “revolucionarias”, sino que han sido acalladas, moderadas, ridiculizadas, silenciadas, u olvidadas hasta el punto de que han desaparecido del imaginario colectivo. Y es en la propuesta donde basaré el grueso de mi trabajo posterior. Pero por el momento (y sin obviar que lo considero la parte más fundamental del proceso revolucionario) apartémoslo.
La “construcción” no es más que la puesta en funcionamiento de las ideas planteadas por la “propuesta”. Si esta es suficientemente práctica y realizable, la “construcción” no debería significar ni el más mínimo problema.
Pero suele haber poco debate (y demasiada “acción” sin debate) en torno a la “destrucción”.
Asimilado habitualmente a la “revolución”, la fase de “destrucción” (confrontación, shock, inestabilidad, posibilitador del cambio, catalizador de una nueva situación, etc.) se ha manejado históricamente desde dos posiciones fundamentales: la confrontación generalmente armada (con notables excepciones, como la transición española o el pacifismo de Gandhi) y las “intrigas palaciegas” (lo que se suele entender como “atacar el sistema desde dentro”).
Planteo una nueva vía, una nueva alternativa: ¿por qué no “intoxicar” a los miembros de la sociedad, a los individuos, a los ciudadanos?
Esta alternativa (ahora explicaré con más detalle cómo podría funcionar) surge como necesaria en una época donde la escasez más apremiante ha dejado de ser el acicate espoleador de la revolución violenta y sanguinaria, y donde el sistema ha refinado y extendido tanto su alcance que es difícil hacerle frente desde dentro.
¿Cómo sería dicha “intoxicación”?
Partiría de la creación de un ideal utópico. Llamémosle Uland.
Uland sería un constructor. Un lugar imaginario que refleje las aspiraciones a las que aspira la revolución. Pero, al contrario de ser “aquello que hemos de alcanzar”, se haría llegar a la gente como algo ya existente, como algo tangible. Un sistema, en definitiva, posible. Porque lo que evita que muchos potenciales revolucionarios, desencantados, románticos, luchadores y demás inconformistas persigan su sueño e intenten alcanzar la utopía, es la conceptualización de la utopía como aquello que es inalcanzable, y por lo tanto (me niego a pensar así, pero eso es lo que piensan) no merecedor de acción.
Los mayores expertos y pensadores más avanzados en economía, historia, política, filosofía, sociología, antropología, psicología… podrían poner sus mentes a trabajar en diseñar dicha comunidad, que luego sería convertida en un modelo de ordenador. Una vez hecho esto, generaría una “sociedad” en la que parámetros reconocibles serían introducidos, dando como resultado algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados. Pero todos aportaríamos a esa comunidad a través de la simulación.
Se filtraría a los medios de manipulación masiva, así como otros mecanismos (redes sociales, boca a boca, iconografía, etc.) Uland y sus resultados como algo deseable, como algo a alcanzar, y sobretodo como algo REAL.
Ya tenemos la motivación (desde hace mucho tiempo), ya tenemos el objetivo, y ya tenemos el mecanismo… ¡iniciemos la revolución!
Siguiente paso: establecer el think-tank, foro, red, grupo, organización, masa crítica, colaboración… que debata esta y otras propuestas y alcance un borrador serio de trabajo.
Stay tuned. The revolution will be sought after by YOU!