El 15 de mayo fui a la manifestación #15M en Málaga. Como estaba solo, y como apoyo la “causa”, cogía la cámara y zig-zageé por la muchedumbre, en una especie de análisis sociológico amateur del movimiento más interesante de estos tiempos turbulentos. Aquí van algunas reflexiones no-tan-inconexas:

  • Aunque no hay organización espacial en la manifestación, la dinámica de grupo y la jerarquía de poder (aunque sea poder percibido de representación) aplicaron sus fuerzas invisibles una vez más para llevar a los más radicales (o por lo menos más vociferantes) a marchar al frente, las familias en el medio, y los festeros y curiosos al final
  • La mayoría de “organizadores”, “portavoces”, y “de la furgoneta de apoyo” eran extranjeros (principalmente argentinos)
  • Aunque se supone que sin afiliación política, los únicos que mostraban carteles políticos eran aquellos que no tenían representación política en forma de “su propio partido mayoritario” (anarquistas, republicanos, etc) 
  • Aunque no había “plan organizado de acción” (me pregunto si las “asambleas” pueden alcanzar uno sin algún tipo de orden o estructura no jerárquica), la #cazerolada y #lacaixaesmordor parecen canalizar el descontento hacia la causa real (superficial, inicial, y más aparente, pero no necesariamente la más importante) de la enorme tensión social de hoy en día: bancos y el sistema financiero… aunque ¿qué ocurre con el sistema político que ha permitido que eso ocurra (desde corrupción a representación “democrática”)? ¿qué ocurre con las causas psicológicas (desde miedo a avaricia y ambición)? ¿y las causas subyacentes (desde desequilibrio hasta capitalismo basado en consumo ciego)?