Desde aquí mi más sincera admiración a Germán Velázquez.

Leo un excelente post de Carlos Machado para EcoPortal sobre la mafia de la industria farmacéutica (que mueve más dinero que el tráfico de armas, y genera 1000 veces en beneficio lo que dedica a la fabricación de “su” “producto”), y cito una parte especialmente reveladora:

De esos planes bien puede dar cuenta el colombiano Germán Velázquez, doctor en Economía y director del Programa Mundial de Medicamentos de la OMS, quien se atrevió a publicar un estudio en el que recomienda, entre otras cosas, la elaboración de medicamentos genéricos y la eliminación de las patentes, además de oponerse a los tratados de libre comercio (TLC) que con tantas urgencias y presiones intenta imponer Estados Unidos. Desde entonces el hombre vive bajo amenazas de muerte.

En mayo de 2001 fue atacado en Río de Janeiro por un desconocido que le robó su cartera, lo golpeó y con una navaja le dejó en una de sus muñecas una cicatriz de 16 centímetros. Lo que había quedado como un simple atraco tomó otro cariz en Miami, cuando Velásquez asistió a una reunión de la OMS: una noche en que caminaba por Lincoln Road fue abordado por dos hombres que lo golpearon y lo amenazaron de muerte. Mientras estaba tendido en el suelo, sus atacantes le dijeron: “Esperamos que haya aprendido la lección de Río. Deje de criticar a la industria farmacéutica”. La cuestión estaba más clara.

Velázquez denunció el hecho a la policía de Miami y lo comunicó de inmediato a la sede de la OMS. Según informó en su momento el diario español “El Mundo”, a su regreso a Ginebra todo pareció volver a la normalidad, pero diez días después sonó el teléfono por la noche en el domicilio de Velázquez y una voz le preguntó en inglés: “¿Tiene miedo?”. Cuando Velázquez preguntó quién era, la voz le respondió: “Miami, Lincoln Road”. Desde ese momento no cabían más dudas de que la vida del funcionario de la OMS estaba en peligro tanto en su casa como en el extranjero. Dos semanas después se repitió la llamada advirtiéndole que no asistiera a la reunión -que posteriormente se celebró y a la que Velázquez asistió de cualquier manera- de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para discutir sobre la relación entre el derecho a la salud y la propiedad intelectual de los medicamentos esenciales.

Por si fuera poco, y como otra muestra de los poderes con que son protegidos los intereses de las multinacionales, la entonces secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, le “sugirió” a quien era directora de la OMS, Gro Harlem Bruntland, que retirara de circulación el estudio elaborado por Velázquez y, más aún, que lo despidiera, pero esta funcionaria decidió mantener su posición negativa al respecto.

El caso es que Germán Velázquez continúa luchando, entre otros aspectos, contra las patentes exclusivistas de las multinacionales farmacéuticas, por la libre elaboración de genéricos y por un fácil acceso de los países pobres a los medicamentos, mientras se ha visto obligado a vivir bajo permanente protección policial y de una patrulla de las Naciones Unidas. Presiones a las que obligan las grandes “familias” de la mafia farmacéutica.