Acabo de regresar de Panamá. Ha sido un viaje de negocio rápido en el que he tratado de aprovechar el tiempo al máximo. Aquí van algunas notas del viaje:

– La elección de cena United Arilines era “ternera o pollo” (“pollo o carne”, como dicen ellos). ¿Qué ha pasado con la querida, vegetariana, clásica opción de pasta? Además, el pollo era empanado, en un bollo blanco, y la “ternera”, digamos que no tenía muy buena pinta. Para colmo, el postre era brownie de triple chocolate. ¿De verdad creen que con 4 pequeñas zanahorias sobre una hojita de lechuga compensan todo eso? Luego se preguntan por qué los norteamericanos sufren una epidemia de obesidad.
Como contrate, en mi vuelo de regreso en Copa, ofrecían opción de pasta, y cubiertos de metal (supongo que no son una amenaza para pilotos que no son norteamericanos).

– El hotel Riu Plaza estaba bastante bien particularmente porque acaba de ser construido. Pero cuando llegué de noche, la piscina ya estaba cerrada. Lo bueno es que tenía una puerta lateral por el restaurante, sin guardia de seguridad. Nadando a media noche, pura delicia.
La vista desde el piso 19 hubiese estado bien… si no fuese por la condensación en el exterior de la ventana. El desayuno amplio, pero no excelente. Y la cama grande. Una pena, tanta cama para mí solo.

– Tengo que comprar un nuevo cargador y dejarlo permanentemente en mi maleta de mano, para que no se me olvide. También tengo que dejar algunos catálogos de la empresa. Caramba, había pasado mucho tiempo desde que me he dejado dos cosas importantes antes de una reunión de trabajo. ¿Dónde tengo la cabeza? (En realidad lo sé, pero eso es privado).

– Me he levantado pronto para hacer ejercicio en el gimnasio antes del desayuno. Después he tenido la primera reunión en el cercano hotel Hard Rock, también muy nuevo, después de la cual he ido con mis clientes a la siguiente reunión (información empresarial clasificada) en un coche oficial de la Asamblea Nacional, con ventanas tintadas sin matrícula, y sirena roja y azul para darnos prioridad en  el tráfico. Eso me dejó una sensación rara, de injusticia, era innecesario, pero sí que ayudó con el atasco.

– Tras esa reunión, un almuerzo de trabajo con un amplio buffet e impresionantes postres. Por supuesto el zumo de piña natural es como para no perdérselo. Veo un anuncio curioso de “pio pio – ¿estás pelao?” desde el coche. Y directo al aeropuerto (donde encuentro otro anuncio curioso, sólo en chino) para recibir mi segundo cacheo en 48 horas. Vuelos puntuales, enchufe en el ación (lo que significa mucha productividad). En la cola de inmigración con dos modelos masculinos holandeses de 25 años, ridículamente atractivos y simpáticos; las mujeres mirando (a ellos, claro), con risitas, e incluso los agentes de aduanas haciendo bromas y siendo más agradables con ellos que con el resto. Enfermiza y triste sociedad basada en la imagen. De nuevo en casa.