Hace unas semanas, como parte de un regalo de cumpleaños inusual, mi novia y yo nos apuntamos a un servicio de análisis genético.

Así que pedimos el kit de la prueba online, y cuando introducimos el estado (NY) en el formulario, una gran advertencia nos dijo que de acuerdo a las leyes estatales no podríamos producir o enviar las muestras a su laboratorio desde Nueva York. WTF?! Bueno, lo que sea. Como si una ley sin sentido no tiene mil formas de ser sorteada. ¡Adelante!

Así que unos días más tarde, los kits llegaron, con instrucciones muy detalladas y fáciles de seguir (si se considera producir litros de saliva “fácil”).

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Pero para ser prudente, que lo soy, me decidí a investigar en línea, de fuentes confiables, toda la situación jurídica de la toma de muestras genéticas y envío desde Nueva York. Ambos, una abogada genealogista, y un par de profesores, han escrito entradas al respecto en sus blogs con suficiente detalle e información para hacer que reconsiderara mi actitud de “qué-más-da”.

¿Cual era mi única salida? Cruzar la frontera para producir y enviar las muestras. Y eso es lo que hice. Tomé el tren en la estación Grand Central hasta Nueva Jersey, entregué la caja a FedEx, y regresé. Una hora más tarde había logrado mi misión tanto de conseguir lo que quería como de no infringir la ley. Molesto y absurdo. Pero es la ley.

En 5 semanas tendremos los resultados. Estoy seguro de que valdrá la pena, no sólo por la información que contendrá, sino también por la muy altruista razón de contribuir a la investigación y una comprensión más profunda de nuestros genes.