El 13 de mayo, de camino a casa de un amigo, nos topamos con el set de la nueva película de Ben Stiller justo a la salida de metro de la calle 125. Estaban filmando en el medio de la calle. Lo que más me impresionó fue que una de las fachadas de un edificio había sido completamente reconstruida (yeso, cemento, madera, pintura … parecía absolutamente real y sólida) para la película.

¿En serio? ¿No les sirve ninguna fachada de edificio? ¿Tuvieron que construir una nueva completa?

Eso es exactamente lo que está mal con la industria cinematográfica. Es una industria. Stiller es una estrella, y él no tiene tiempo para moverse. Eficiencia sobre el costo. No importa cuánto cuesta, hay que hacerlo de esta manera, en este día. El contrato. Los productores. Promoción. Plazos …

Por supuesto, las películas terminan costando millones de dólares. Y podrían costar miles de millones si hubiese tal retorno.

Es una fórmula. Una industria. Retornos predecibles (o lo que les gusta pensar e intentar). Que necesita entornos predecibles. Sin sindicatos. Sin imaginación. Sin innovaciones tecnológicas. Sin crítica. Sin tendencias. Sin arte. No hay más que taquillazo tras taquillazo.

¿Has notado cómo algunos “amigos” hacen película tras película juntos? ¿Crees que es porque tienen “química”?

Entonces esta gente se reune, derrocha y luego exigen que se les “defienda”, ya que “crean empleos”. Al igual que cualquier organización criminal, o partido político, o cualquier otro grupo involucrado en intercambio monetario.

Tenemos que sufrir copyright y restricciones DRM a nuestros derechos y al acceso a la cultura para que puedan crear su (en su mayoría) basura y obligar a acuerdos agrupados de distribución ilegales. Tenemos que sufrir anuncios engañosos en el metro diciendo “La producción cinematográfica genera $ 400 millones en ingresos fiscales para NY, que equivale al salario de miles de bomberos”, mientras que ocultan el hecho de que la industria cinematográfica recibió $420 millones de “incentivos” de impuestos en New York.

Y así es como la propia industria (se) ahoga. Concentrarse en el dinero, los ingresos y el retorno, y exigiendo “protección”, en lugar de ofrecer innovación, acceso y calidad.