Ayer fui a la Japan Society para ver la danza de Kota Yamazaki/Fluid hug-hug (glowing).

Debo admitir que, pese a haber leído la descripción y el programa, no comprendí nada. Ni siquiera tras escuchar a Kota Yamazaki explicar su obra al acabar. Así que hice lo único que una persona razonable puede hacer cuando se aproxima a una obra de arte que no entiende: sentir.

Mientras la aparente ausencia de narrativa lineal o identificación de personajes hace difícil este acercamiento, los movimientos de los bailarines (más que el alabado pero ineficiente diseño de iluminación), el etéreo (y minimal) paisaje de Kohji Setoh, y el elegante giro de las piezas de madera suspendidas convirtiéndose en espacio físico al final, jugaron sorprendentemente bien. Mención especial al increíblemente elegante y fluido movimiento corporal de Ryoji Sasamoto. En otra vida quiero moverme como él.

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Tras el espectáculo, fui a cenar a Sakagura. La primera vez que fui, terminé cenando en el de al lado, Soba Totto, porque no puede encontrar la entrada de Sakagura: está dentro de un edificio, escaleras abajo.

Bonito espacio, pero sobretodo, estupenda comida. Maravilloso broche para una gran tarde.