El miércoles mi esposa y yo fuimos invitados a la recepción para miembros del MoMA “The Forever Now: Contemporary Painting in an Atemporal World”, que se inaugura oficialmente mañana para el público en general. Obviamente la lluvia no impidió a las hordas de la alta sociedad acudir a MoMA y reunirse alrededor de una de los tres barras libres. Pero eso fue genial porque nos dio, y a unas cuantas otras parejas del tipo “primera cita de How About We”, la oportunidad de visitar algunas de las galerías sin tener que usar los codos.

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Por supuesto, cada vez que voy a Europa me aseguro de pasar por Valencia y ver a mis hijos. ¡Me hace tan tremendamente feliz verlos! Qué ganas de que todos podamos vivir en la misma ciudad de nuevo. Algún día, pronto. Nos divertimos en reunión de familia (aunque mis padres estaban de crucero), proyectando películas por la noche en la “pantalla grande” sobre las cortinas del comedor, y jugando a todo tipo de juegos.

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Hace un par de semanas estaba en el aeropuerto de Schiphol en Amsterdam. Por supuesto, cuando llego a un aeropuerto con suficiente antelación, busco un enchufe y una wifi. Por suerte Schiphol es un excelente aeropuerto con ambas cosas. El único problema es que cada vez que hacía click en el botón “Enjoy unlimited free wifi – Connect” (“Disfrute de wifi gratis ilimitada”) me respondía un mensaje de “Unknown error 0” (“Error desconocido 0”).

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Durante este viaje he llegado a entender la historia única de Singapur, multicultural – y aún más importante, de múltiples religión – la composición, y el fondo político, mejor, lo que conduce a una infrecuente necesidad legislativa y de regulación social. Una vez dicho esto, hay una industria de souvenirs que gira en torno a las leyes absurdas de Singapur. Desde tazas a imanes, camisetas, o vasos de chupito, todo tipo de recuerdos se burlan de estas multas, que han ganado a Singapur el apodo “the FINE city” (un juego de palabras en inglés):

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Tras pasarme un mes viajando por Europa (posts y fotos pronto), regresé a Nueva York y necesitaba ponerme al día con el trabajo. Para ser más productivo tenía que enfrentarme al reto de la “jungla de cables”. ¿Solución fácil, rápida (y chula)? ¡LEGO! Simplemente pégale un poco e velcro a la parte trasera de una pieza 2×8 de Lego, pégala al borde de tu mesa, coge alguna de tus figuras favoritas, haz que “levanten las manos”, y deja que te sujeten los cables USB y de cargadores 🙂

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Foto de autor

Jorge Cortell

Viviendo

Senior Advisor en los laboratorios de innovación de Harvard University - Advisor en NLC

Cambridge, MA (EE. UU.)